No creo que sea posible explicar en palabras mis emociones durante estos días finales en Madrid. La travesía, como nosotros decimos en inglés, no ha sido exactamente fácil, sin embargo, ¿cuándo es la vida fácil? Nunca antes, he sentido que no quiero irme de un lugar con este nivel de sentimiento. Aquí me siento en casa, ahora mi vida está en Madrid. Tengo amigos que son de muchos países diferentes, tengo lugares que conozco y me gustan más que otros, en realidad podría seguir viviendo aquí durante mucho más tiempo.
Esta semana pasada estuve muy enferma y fui al hospital (a urgencias), al contrario de lo que pensaba me hizo sentir más que de verdad que vivo en Madrid. También como una sociología y porque estudiamos el sistema de salud en mis clases, fue como un experimento social en el que pude comparar los sistemas de España y los Estados Unidos. El sistema aquí me parece mucho, mucho mejor y la gente que trabaja en los hospitales es muy amable.
Me quedó en casa con mi madre anfitriona (Rosa) y su amiga y ellas me han hecho sentir como si estuviera en casa con una familia. No puedo expresar mi gratitud por Rosa y por haber visto un poco de su vida mientras estaba aprendiendo la cultural española. Quería que mi español mejorara para poder hablar más con ella. Ahora no tengo ganas de irme y ella me dijo que puedo visitarla cuando quiera.
Sé que he aprendido mucho más español aquí en Madrid y no quiero olvidar las lecciones, ni mi español, ni la gente aquí. Cuando vuelva a los Estados Unidos, intentaré practicar mi español mucho y me mantendré en contacto con alguna gente. En conclusión, no quiero que sea una conclusión, en caso de que vuelva, que espero que así sea. Como dicen, no es un adiós, es un hasta luego.