
Aunque este verano pasado hice muchas entrevistas para mi trabajo, la idea de tener que hacer una entrevista en español me puso muy nerviosa. La preparé mucho y con la compañía de algunos profesores y una compañera de clase, fuimos a la emisora de televisión. También, no solo nunca he hecho una entrevista en español, sino tampoco nunca he ido a una emisora de televisión. Tan pronto como llegamos a la puerta, me sentí un poco como una niña porque en ese momento estaba nerviosa y con mucha emoción.
Mientras estuvimos esperando a David (el guionista), me di cuenta de que en realidad no sabía casi nada sobre el mundo de la televisión. Por suerte, en mi clase he visto muchas veces el programa Intermedio que me gusta mucho en lo que a las ideas se refiere y en la orientación política con la que estoy de acuerdo. Durante la entrevista como podía entender casi todo lo que David estaba diciendo, me fui tranquilizando. Empecé a recordar el sentimiento de otras entrevistas pasadas al mismo tiempo que me daba cuenta de que David era una persona como yo, y es probable que si hubiera hablando con él fuera de la entrevista, compartiríamos muchas opiniones sobre los temas políticos y sociales.
Después de nuestro tour privado de la emisora de televisión, me dio mucha alegría charlar y tomar algo con la gente de Tandem. Siento a veces que la gente es diferente en sus mundos diferentes. Es decir, soy un tipo de persona cuando estoy en la clase y otra fuera de clase. Fue divertido hablar sobre cosas diferentes no solamente sobre la gramática de español.
Finalmente, era la hora de regresar a la emisora para que pudiéramos ver el programa durante la grabación. ¡Que guay! Por supuesto, necesitamos esperar un poco más y entrar a través de la seguridad. No me lo podía creer, pero ¡me senté en la primera fila! Estuve literalmente a menos de 3 metros de los presentadores. Con la ayuda de los teleprompters (como subtítulos para mi), entendía un poco más. Es imposible poner en palabras el sentimiento con las luces, gente corriendo con micrófonos, las cámaras, los grabadores, los vídeos y todo el tiempo sabiendo que hay gente que lo está mirando en sus televisiones y ordenadores en casa. Cuando el programa terminó, nos tomamos una foto con el Gran Wyoming.
Un día muy largo, pero uno que nunca olvidaré. El año pasado, si alguien me hubiera dicho que iría a un programa de televisión español, me reiría en su cara porque no me lo habría creído. Es una experiencia de la que estoy muy agradecida y si tuviera la oportunidad, definitivamente lo repetiría.